41º Cross Nocturno ciudad de Villena

Continuamos recorriendo algunas de las principales carreras populares de la provincia de Alicante. Esta vez nos ha tocado una carrera mítica, que alcanza su edición número 41. ¡Casi nada! Todo un despliegue de medios se puso en marcha el pasado domingo día 3, con carreras para todas las categorías, carrera popular y, para finalizar, carrera en la categoría élite. Por supuesto, yo me decanté por la carrera popular de 7 kilómetros. ¡Hoy os cuento cómo me fue!

Un poco sobre Villena

Villena es una localidad de la provincia de Alicante situada casi en la frontera con la Región de Murcia y con la Comunidad de Castilla La Mancha. Es el segundo municipio más extenso de la provincia de Alicante, por detrás de Orihuela. De entre el gran patrimonio histórico y cultural que posee la ciudad villenense, cabe destacar el castillo de la Atalaya, perfectamente visible desde la autovía Madrid – Alicante a su paso por Villena; el teatro Chapí; y el Tesoro de Villena, formado por 59 objetos de oro, plata, hierro y ámbar, que alcanzan casi los 10 kilogramos.

Mi experiencia en la carrera

En mis casi 10 años como atleta amateur, todavía no había participado en una carrera en suelo villenense. Son varias las grandes pruebas que organizan allí, por lo que esta primera vez me suponía un plus extra de motivación. Además, Villena es una ciudad que visitamos con frecuencia porque nos gusta mucho todo lo que ofrece.

Con apenas una semana de diferencia entre la carrera al amanecer de Santa Pola (ver AQUÍ), me decidí a probar suerte con los 7 kilómetros de Villena. Carrera que transcurre por un circuito urbano con subidas y bajadas, pero en plenas fiestas de moros y cristianos, y con gran ambiente festero.

Mi objetivo estaba claro: pretendía terminar la carrera en 35 minutos, pues eso supondría llevar un ritmo de 5 minutos por kilómetro. Sin embargo, no contaba con un acompañante especial: el viento. Correr con viento es muy complicado y, en carreras con distancias considerables, se nota bastante. Al final acabamos haciendo un sobreesfuerzo y eso nos pasa factura.

La carrera consistía en dar dos vueltas al circuito urbano que os he comentado más arriba. Los primeros kilómetros eran de bajada, posteriormente había un pequeño repecho, luego otra bajada, y tocaba volver hacia meta con bajada y subida final.

Durante los primeros kilómetros, mi participación fue un poco como siempre: buscando hueco, adelantando a compañeros/as y tratando de mantenerme en un grupo de referencia para mantener el ritmo de carrera. Básicamente, midiendo mis fuerzas y gestionándolas con cabeza, pues la carrera se puede hacer muy larga si no lo hacemos así.

Sobre el kilómetro 3 y medio, entrando ya en meta para completar la primera vuelta, vi que el marcador indicaba 17 minutos. Fue todo un “chute” de motivación, porque haciendo una segunda vuelta al mismo ritmo, podía terminar la carrera en menos de 35 minutos. No obstante, sabía que en estas cosas hay que ser realistas: y más teniendo en cuenta el factor viento y el perfil del circuito.

La segunda vuelta la hice intentando mantener un ritmo constante, aunque sin grupo de referencia porque la marea multicolor se había dispersado considerablemente. Sabiendo que durante la primera vuelta mi ritmo había sido inferior a 5 minutos por kilómetro, podía llegar a pensar que en la segunda vuelta mi ritmo se mantendría. Sin embargo, el viento no nos ayudó a lograr este propósito.

En los últimos kilómetros de carrera, cuando ya estábamos subiendo los últimos repechos, el fuerte viento y el cansancio empezaron a aparecer. Normalmente, cuando se hace una buena gestión de las energías durante la carrera, podemos utilizar los últimos dos kilómetros para acelerar. Sin embargo, esta carrera no fue ideal para ello porque, precisamente, las últimas energías las tuvimos que dedicar a hacer frente al fuerte viento que nos azotaba. Por suerte, entré en meta parando el cronómetro en 35 minutos y 9 segundos. Un muy buen resultado, si tenemos en cuenta todos los factores que influyeron.

Sin duda, este cross es uno de los que recomiendo por el gran ambiente que se vive durante todo el circuito. Las subidas y bajadas lo hacen más divertido, llegando incluso a suponer todo un reto si nos planteamos bajar nuestra marca personal. Además, una vez terminada la carrera, tenéis Villena y sus maravillas patrimoniales a vuestra disposición. ¡El Castillo es precioso por la noche también!

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