La docencia compartida y sus beneficios en la inclusión educativa

Durante los últimos años, los cambios legislativos en materia educativa nos invitan a apostar, progresivamente, por la inclusión del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, aplicando diferentes medidas pedagógicas, tanto dentro del aula como fuera. Además, se pretende prevenir la aparición de fracaso escolar y de diferentes dificultades de aprendizaje, optimizando los recursos personales con los que contamos. Pero, ¿cómo se hace todo esto? Existen diferentes estrategias, pero hoy me gustaría hablaros de una metodología que conozco de primera mano, llamada docencia compartida, que está teniendo múltiples beneficios en la etapa de Educación Primaria.

¿Qué es la docencia compartida?

Se trata de una metodología, caracterizada por la presencia dentro del aula ordinaria de dos o más docentes al mismo tiempo. Voluntariamente, y de manera previa a la clase, los docentes implicados deben de llegar a un acuerdo para trabajar de forma conjunta con el mismo grupo-clase al mismo tiempo. Se trata de acordar qué contenidos trabajar, qué actividades y qué rol adopta cada docente en esa dinámica.

La puesta en marcha de la docencia compartida, requiere de la implicación de todo el equipo educativo, incluso del personal de apoyo especializado de los Equipos de Orientación Educativa (etapa de Primaria). Implica la organización de los horarios, de tal manera que puedan coincidir dos docentes en el mismo aula al mismo tiempo; cuenta con la colaboración del Equipo de Orientación Educativa, pues asesoran en la puesta en marcha de medidas que favorecen la inclusión y colaboran en la detección de las necesidades específicas de apoyo educativo, por lo cual conocen mejor los diferentes perfiles de alumnado del grupo-clase; y es esencial una evaluación continua de esta metodología, para valorar si los apoyos ordinarios funcionan, con el objetivo de modificar su organización e intensidad.

Para poner en marcha esta metodología, es interesante dividir el aula en grupos cooperativos heterogéneos de entre 4 y 5 alumnos/as cada uno, dado que dentro de cada uno de esos grupos podemos establecer roles como el de alumnado ayudante, favoreciendo, además, la colaboración entre alumnos/as y la inclusión de quienes tienen mayores dificultades. Un ejemplo claro de los beneficios de esta distribución, es cuando planteamos la resolución de problemas matemáticos y un alumno de uno de los grupos termina antes que sus compañeros/as de grupo. En este caso, éste tendrá que ayudar al resto de compañeros/as a entender el problema matemático y a resolverlo, mientras que el docente co-tutor supervisa el proceso.

La docencia compartida tiene su origen en la publicación de la histórica ley IDEA (1975) en EEUU, cuyo objetivo consistía en incluir al alumnado de educación especial en el aula ordinaria para hacerlos partícipes de la educación ordinaria. Tras varios años de funcionamiento, la docencia compartida se fue consolidando, hasta llegar a lo que hoy podemos ver en muchos colegios: un/a maestro/a que, por así decirlo, lleva “las riendas” de la clase, y otro/a profesional que adopta el rol de docente colaborador dentro del aula ordinaria, proporcionando refuerzo pedagógico simultáneo al alumnado que lo requiere.

En cuanto a los beneficios de esta metodología, me gustaría recurrir a la evidencia científica para demostrar que la docencia compartida es muy útil. En un estudio de Triana y Armengol (2022), se comprobó que el alumnado destacaba dos factores importantes de la docencia compartida: aprender de manera más sencilla y recibir atención de forma continua dentro del aula, ya que contaban con dos docentes mientras duraba la clase, para resolver dudas. Además, en el estudio comentado, el alumnado percibía la posibilidad de aprender a diferentes ritmos, de tal manera que la presencia activa de los dos docentes favorecía el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que garantiza una planificación diversa en el aula y genera una mejor percepción del alumnado sobre sí mismo junto con la mejora en su actitud hacia lo académico. En definitiva, la docencia compartida genera una atmósfera de confianza que favorece la inclusión del alumnado, influye positivamente en su bienestar y ayuda a evitar la estigmatización, creando espacios de participación dentro del grupo-clase.

Está claro que la educación evoluciona y trata de adaptarse a los nuevos tiempos que corren. Pasamos de centrarnos, única y exclusivamente, en la clase magistral como única metodología educativa, para aceptar un amplio abanico de posibilidades, con un mismo objetivo en común: favorecer la inclusión del alumnado, contribuyendo a la personalización de su proceso de enseñanza-aprendizaje.

Referencias bibliográficas

Triana-Teherán, E., Armengol-Asparó, C. (2022). Beneficios de la docencia compartida desde la perspectiva del alumnado de Educación Primaria. Ámbitos de psicopedagogía y orientación, 56, pp 17-31.

Deja un comentario