Consejos para abordar la ansiedad por separación

Hoy os traigo una entrada muy necesaria para aquellas familias que tienen dificultades a la hora de separarse de sus pequeños/as. Situaciones complicadas, donde el/la niño/a lo pasa bastante mal, que se puede abordar con una serie de estrategias. Se trata de estrategias con efectos muy positivos en el desarrollo integral del niño o la niña, pero que requieren de tiempo y de persistencia.

¿Qué es la ansiedad por separación?

Es un miedo que el niño o la niña manifiestan a edades muy tempranas, ante la separación física de sus figuras de apego. Es un miedo evolutivo, porque se trata de un mecanismo innato de supervivencia, ya que las figuras de apego del niño le proporcionan la seguridad que necesita. Sin embargo, esta ansiedad puede aumentar en intensidad y afectar a diferentes ámbitos del desarrollo del niño, permaneciendo más allá de parámetros evolutivos y transformándose en un trastorno de ansiedad por separación.

¿Qué hacer ante la ansiedad por separación?

1.- Evitar las amenazas

Ante las situaciones de despedida (en el colegio, en casa de los abuelos, en un cumpleaños, etc), cuando el/la niño/a tiene rabietas o explosión emocional, puede ocurrir que los adultos tengan un estado de cabreo. Si esto es así, es fácil que se recurra a amenazas como, por ejemplo: “si te pones a llorar no vengo a recogerte” o “si sigues llorando te castigo”. Estas amenazas no ayudan a la niña o al niño a procesar sus emociones. Es vital acompañarla durante el momento de explosión y hacerle entender que no pasa nada, que luego se encontrará con mamá y que en el colegio se lo pasará bien. Siempre es recomendable utilizar mensajes positivos y marcarle la rutina a seguir. Si es el momento de que se quede en el colegio, se tiene que quedar. Se le da un beso, se le sonríe y nos despedimos con cariño.

2.- Entender el malestar emocional del niño o niña

Normalmente, la ansiedad por separación se manifiesta claramente cuando nos separamos del pequeño. Es necesario que entendamos esa emoción y que le manifestemos al niño o a la niña que estamos para apoyarle y que le entendemos. Las emociones son estados adaptativos necesarios. Es recomendable invitar a la niña o al niño a que se tranquilice, diciéndole frases como: “te pones triste porque se va mamá, pero luego volveré a por ti”, o “entiendo que estabas muy a gusto con mamá este fin de semana, pero ahora puedes pasártelo muy bien con tus amigos/as”. Al decirle todo esto, se sentirá comprendida/o y bajará su nivel de frustración.

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3.- Anticipar con tiempo los cambios importantes y las despedidas

La incertidumbre nos puede dar miedo, y el miedo aumenta la ansiedad. Aunque es difícil tenerlo todo controlado, hay cosas que sí que podemos anticipar. Si mañana es lunes y, por cualquier motivo, tienes que dejarla/lo en el colegio a las 8:00, es recomendable que le expliques el cambio, que le digas con quién estará de 8:00 a 9:00, qué actividades hará (más o menos), etc.

4.- Cumplir con lo pactado

En relación con los anteriores puntos, y de cara a establecer una relación de confianza mutua entre madre/padre e hija/o, es muy buena idea cumplir siempre con lo pactado. De esta manera, su confianza hacia el adulto aumentará y podrá pedir ayuda cuando la necesite: porque sabe que no le vamos a fallar.

5.- Mantener una rutina

Las rutinas ayudan a reducir la incertidumbre y la ansiedad, además de proporcionarle al niño más autonomía. Podemos empezar por rutinas sencillas como, por ejemplo: se levanta, desayuna, se viste, guarda el almuerzo en la mochila y para el colegio con mamá o con papá. Luego, por la tarde, sale del colegio, va al parque, merienda y a descansar. Esta rutina puede ser flexible, es decir, si un día no se hace, no pasaría nada.

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6.- Explicarle las emociones básicas

Conviene explicarle las diferentes emociones que hay y qué ocurre cuando estamos tristes, contentos, enfadados, nerviosos, asustados, etc. Es muy importante que el/la niño/a las conozca, que sepa que son naturales y que aprenda a gestionarlas. Por ejemplo, puede que sepan que el enfado existe, pero deben aprender a gestionarlo para que no se convierta en un problema. Para facilitar el aprendizaje de las emociones, se puede recurrir a cuentos como por ejemplo “¡Vaya rabieta!”, de Grosse Colere, “El niño que dejó sordos a sus padres” Cuento de José Pérez Quintero, “¡Julieta, estate quieta!”, de Rosemary Wells, y “Emocionario”. Este último libro es muy interesante, porque contiene todas las emociones explicadas para que los/as niños/as las entiendan.

Estas son las principales estrategias. No quiere decir que sean las únicas válidas, pero por lo general suelen ayudar mucho a gestionar esa ansiedad que tanto nos preocupa, previniendo que aumenta y que pueda llegar a transformarse en un trastorno de ansiedad por separación. Si os ha resultado útil, suscribiros al blog y compartirla con vuestros/as amigos/as. ¡Muchas gracias!

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